08 marzo 2006

Mi Señora Doña

Hoy me siento triste, he llegado despues de haber faltado unos días, he empezado a pasar lista y me he encontrado con que de repente faltaba alguien, alguien para mí muy importante.

Como ya dije en un post, yo comencé este blog leyendo las historias de Nepomuk. Me gustó su frescura, su ironía, su sentido del humor fino, capaz de reírse de todos pero de él mismo el primero. Cuando empecé a profundizar en este mundo conocí a más gente, muy interesante, con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, con sus problemas cotidianos sencillos y con otros no tan sencillos y a veces muy dolorosos. La mayoría de las veces me sorprendí, otras me sentí contento, algunas me molesté, pero en todas vi algo, vi humanidad, ganas de comunicación. Como en una familia estuve en momentos buenos y también malos, en unos participé y en otros pasé de largo, unos me importaron sinceramente y en otros simplemente hice acto de presencia para que constara que estaba allí.

Me vais a perdonar, pero una de las personas por las que desde un principio sentí debilidad fue por mi señora Doña Eride. Y ahora se va, no sé dónde, cómo, ni por qué. No sé si para siempre o sólo emprende un pequeño viaje para poder luego volver. Sea como sea quiero aquí despedirme, decirle que sin ella esto no es lo mismo, y desearle lo mejor.

Buen viaje.

03 marzo 2006

¿Es... son? - VII

Fue emocionante la primera vez. No sabía cómo había que hacerlo. Me habían dicho que tenía que estar a oscuras, en un lugar cálido y que había que humedecerlo, aunque sin pasarse. Yo estaba dispuesto. Puse todo lo necesario y tras una puerta, junto a un radiador, lo hice.

En mi imaginación podía ver todo el proceso transcurriendo a toda velocidad. Pero la realidad era otra: el tiempo no se correspondía. Por eso casi llegué a olvidarlo, no soy propenso a la obsesión.

Y al fin, un día, sin que yo lo esperara, apareció. Surgió como de la nada y fue como tenía que ser. Algo parecido a un milagro, algo íntimo, quizás repetible pero no igual.