¿Es... son? - XVI
Ninguno es igual a otro, todos y cada uno son diferentes, el problema es que se han convertido en algo tan normal, en algo tan cotidiano, que van y vienen y prácticamente pasan desapercibidos.
Tengo en mi memoria la primera vez que fui consciente de lo que era. Yo debía tener tres años y fue en casa de mis tíos. Ese día pensé: andá, si esto es algo que sirve de vínculo que obtengo porque soy yo y lo reparto porque formo parte de algo. En ese momento para mí pasó a tener un valor que hoy en día vuelve a retomar, tras una época en que era una mercancía casi de saldo (más que de saldo, de regalo sin valor).
Hoy recuerdo algunos memorables, y soy capaz de tasar en su justa medida cada uno de ellos: los despreocupados, los de compromiso, los verdaderos, los amistosos, los profundos, los largos, los cortos, los esperados, los irritantes, los regalados, los comprados, los inocentes. Casi se podría adjetivar cada uno y siempre se me olvidaría algo. Quizás a partir de ahora me vuelva coleccionista.
Tengo en mi memoria la primera vez que fui consciente de lo que era. Yo debía tener tres años y fue en casa de mis tíos. Ese día pensé: andá, si esto es algo que sirve de vínculo que obtengo porque soy yo y lo reparto porque formo parte de algo. En ese momento para mí pasó a tener un valor que hoy en día vuelve a retomar, tras una época en que era una mercancía casi de saldo (más que de saldo, de regalo sin valor).
Hoy recuerdo algunos memorables, y soy capaz de tasar en su justa medida cada uno de ellos: los despreocupados, los de compromiso, los verdaderos, los amistosos, los profundos, los largos, los cortos, los esperados, los irritantes, los regalados, los comprados, los inocentes. Casi se podría adjetivar cada uno y siempre se me olvidaría algo. Quizás a partir de ahora me vuelva coleccionista.